Buenos días, tardes, noches, sin discriminación alguna. Me llamo Joaquín Blanco, humorista y estudiante, más de lo primero que de los segundo y sino que le pregunten a mi libro de Castellano forrado aún desde Septiembre de 2008. Esto era un primer chiste, una primera chanza que espero que les haya gustado, para romper el hielo, en inglés “to break the ice”, lo que hicieron los de Titanic, pero a pequeña escala, realmente yo estoy haciendo esto con cierto enfado, sí, estoy más cabreado que Carmen Lomana en un mercadillo, porque hoy en día a la gente cuando les preguntas sobre discriminación se quedan como Paquirrín ante un examen, sin respuesta.
Por lo general, las personas de la calle asociamos la “discriminación” con “discriminación de género”, ¿por qué? No lo sé, soy humorista, no filósofo, yo no pienso, me río de la forma de pensar de la gente. Pero creo personalmente que debemos concienciar a la gente, como cuando Farruquito se concienció que existían los límites de velocidad.
Y yo vengo a hablarles hoy sobre la discriminación que, por mi edad, más cerca me queda, la de los colegios, la de la juventud, podría hablar de la vejez, pero a la duquesa de Alba no le sabría muy bien ya saben ustedes, así que voy a hablarles de aquella época en que los niños aún no tenían pelo en los huev… quiero decir, en las axilas. Por que admitámoslo, de jóvenes todos hemos visto algún tipo de discriminación en las clases, eran unos tiempos duros, tenías que sobrevivir, cada día era una nueva película de Rambo, era duro sobretodo si llevabas gafas, así salió Jorge Javier Vázquez. Y en el colegio siempre ha habido gente rara, de ahí salió el personaje de Lady Gaga.
Quiero mencionar la imagen esa del “repetidor de clase”, si si, ése ser el cual es fácil de identificar nada más llegar a una clase porque verás que esta sentado al final de la clase, allá donde la luz no alcanza, ya a empezado a crecerle la “pelusilla” del mostacho y la voz suena algo, sólo un poco más grave que el resto de clase “Oye profeee” (en grave), que se han dado casos de gente que ha confundido repetidores con Joaquín Sabina o con Carmen de Mairena!
Otro caso interesante a comentar es la existencia de “las frases comunes de TODOS los profesores”, existe un diccionario que recoge las frases más comunes de estos seres misteriosos, que te dicen “No fumes” y cuando estáis de excursión sólo buscan el hueco para irse a fumar. Son frases que pasarán a los anales de la historia como…
- Profe, ¿puedo ir al baño?
- (Y él) No, espera a que vuelva tu compañero.
Que tu piensas, ¿“que crees que puedo hacerle a mi compañero”?
O la típica situación en que te estás riendo de la mayor tontería del mundo y te dice tu profesor…
- ¿De qué te ríes?
- (Y tú) De nada.
- (A lo que él responde SIEMPRE) No, dilo y así nos reímos todos.
A partir de una situación así yo me hice monologuista. Pero pongámonos serios un momento, se que es más difícil que conseguir que Belén Esteban lea un libro pero es lo que hay, es cierto que quizá hace tiempo los profesores tenían un tanto de demasiado poder, pero hoy en día, observas situaciones, por ambas partes, dignas de denunciar, no se puede permitir violencia y/o insultos por ninguno de los dos grupos, ni profesores con más poder que un fajo de billetes en una constructora, ni alumnos con menos educación que uno de Callejeros, tiene que haber un respeto mutuo, las clases no están hechas para ser un Sálvame.
Yo creo que me quedan muchas cosas aún de las que hablar pero no tengo más tiempo, lo siento, espero que les sirva de reflexión a estudiantes y profesores, y recordad las palabras que os diré a continuación por que serán el fruto de vuestra felicidad en muchos momentos, “Hoy el profesor no ha venido”.
Muchas gracias a todos, sobretodo a la gente que en estos duros días preparando este monólogo me ha ayudado y apoyado, y a ustedes internautas por pasar estos minutos reflexionando, de un modo humorístico que es como pienso que mejor se llevan las cosas, sobre éste nuestro mundo. Adiós.
